BRILLE O NO EL SOL 

Brille o no el sol, verano o invierno sea, 
Recorre la montaña, el veto, el llano; 
Cual Cristo la palabra en Galilea, 
Sembrar es tu misión, si eres cristiano. 


Siembra doquiera la verdad divina, 
Siémbrala, con afanes, con dolores;
 Que al soplo del espíritu germina, 
Planta que al cielo da frutos y flores. 


Quizás alguna vez tu planta herida, 
Sientas por las espinas del sendero; 
¿No ves con ellas de Jesús ceñida, 
La frente augusta en el fatal madero?. 


Siembra, no temas, en la peña aura, 
Deja en la roca estéril caer el grano, 
Que suele hallar la gracia una hendidura, 
En el granito del orgullo humano. 


En las arenas siembra del desierto, 
Donde el rocío suave no descienda; 
Tú animarás el corazón ya muerto, 
Con esa vida que tu amor encienda. 


En la región de dudas y de penas, 
Donde del sol jamás llegó la llama; 
Y esparce la semilla a manos llenas, 
Y fe, virtud y caridad derrama. 


Siembra que no te arredre el egoísmo, 
Siembra do la impiedad blasfemias lanza;
 En el camino en fango en el abismo, 
Harás brotar la flor de la esperanza. 


No importa, no, que el labrador sucumba, 
Antes que la simiente rompa el suelo;
 Que al despertar del sueño de la tumba, 
Su mies guardada encontrará en el cielo.